lunes, 27 de marzo de 2023

El día que nos volvimos eternos (proximamente)

Pronto comprendí que él no debía ser quien estuviera en mi lugar,

porque no te haría eterna, no fomentaría que alcanzaras el cielo.


A pesar de ser tan ajena y mía a la vez, aún en ésta distancia enaltecida,

debías ser eterna, nadie más debía serlo mas que tú.


Le pregunté a Él a mi Señor, le pedí, le rogué, que mandara una señal definitiva,

porque el te alejaba de Él y al alejarte de Él también lo hacías de mi.


El que no comulgaras, y te confesaras, me atormentaba, hacía mella en el destino eterno pero sin ti,

porque aquí no seremos pero en la eternidad deberíamos serlo.


El día que elegiste confesarte, estabas paraba junto a mi, me sonreíste, cantamos juntos en mi voz, 

y tu prima, sabía que era yo, el innombrable, el que estaba junto a ti, el que colgado de tu mano, te amaba.


Ahora que lo pienso, ese día fue como entregarte, porque Él me concedió lo que más deseaba, aún más que a ti, 

que te confesaras que comulgaras.


Y te fuiste, pero seremos eternos, seremos uno en Él para siempre, seremos SIEMPRE, tú y yo.


P.D. sigo colgado de tu mano, y como ya conocí tu hombro, cuando te extraño-que es todo el tiempo- acudo a el, me recargo, para sentirnos, para sabernos, que a la distancia, somos.