-Estás segura?
-No… pero… -ella sentada en el sofá con las piernas entre sus brazos, jugando con la correa de su favorito, después de tanto llorar, sus lagrimales secos, un milagro de lágrima se abre paso en su mejilla rosa, por la rabia, la tristeza.
-Sólo vete, vete, me deshaces y ahora qué quieres de mi, si te vas parece que me voy contigo, y si te quedas no te quiero aquí, parece que es mejor que te vayas porque por lo menos allá seguiré siendo.
-Vete!-sumerge su rostro hermoso entre sus rodillas, la lágrima milagrosa ahora se decanta, ahora ya es lluvia. -mmm ok, adiós, estoy en mi cel amor-
-Vete, vete! ya vete! no me amorées, ve y díselo a esa que merece tus palabras, déjanos en paz- iLaY puntualmente llega y la abraza lamiendo sus manos, acurrucándose en ella y en su tristeza, Peyton se debate entre ella o yo.
-Cuídate, cuídenla.-
Esto amerita venganza, culpables, mártires, amerita que alguien me la pague, quien haga llorar a mi hermosura, no merece más que lo peor; pero qué estupideces pienso, esto no es más que mi culpa, en dónde cupo la idea de decir la menor estupidez de poema a cualquiera que no fuera ella.
-Hola Alex, una cerveza campechana de barril, por favor-
-Un litro o un tarro?-
-Un litro y una orden de sopesitos mixtos por favor-
No dejaba de pensar en ti, transcurrieron un vaso de cerveza, un sopesito, algunas horas; no sabía ni de música, ni de horarios, ni de personas; mi mundo estaba triste, lleno de lágrimas y fuí incapaz de quitarle su tristeza, eso me hacía sentir torpe, inepto. Estaba en la parte de la reflexión nocturna, mi en mi intento de borrachera, pensando en qué fallé, en qué momento la conocí tan poco, como para no hacerla sentir mejor, seré yo? necesitará litio? y si tenemos hijos seré buen padre? porque soy buen padre de iLaY y Peyton, pero y si se ponen igual que ella sabré hacer lo correcto?
-Hoooolaaaa!-lo aproximan una pareja y una mujer hermosa, blanca, ataviada, expresando conquista, esperando respuesta.
-jum?! quién eres!?- Se ríe -qué chistoso! les presento a mi escritor favorito-
-Nos ha comentado Paola muchas cosas de ti, nos podemos sentar?-
Yo no estaba ahí yo estaba en la parte en que ahorita tu y yo habíamos planeado sentarnos en el balcón con un calimocho, panetones, pasta, o cualquier comida propicia, mientras hacíamos del mundo mundo, y de las palabras virtud, nuestras pláticas de sábado, precopeando la noche, precopeando nuestro amor hasta el amanecer, que en muchas ocasiones hasta en el silencio conversábamos.
-Sí, claro- pero qué estás haciendo estúpido diles que no
-Noooooo!-los invitados expresaron con ojos de búho su sorpresa por mi invitación bipolar.
-qué pasa?- pregunta Paola
-esque espero a alguien-
-esperamos contigo- mientras se sentaba, los demás y yo la seguimos, como hipnotizados, sería su perfume, sus caderas simétricas, sus labios carnosos constipados de sensualidad, risueños, con risas futuras, besos prometedores, ella generaba hipnósis. -quita esa cara, cuéntame, cómo te va?-mientras me toma de la mano mordiendo ligeramente su labio inferior.
-Nooooo!-
-ey! tranquilo que pena me da, soy colombiana y ya sabe como somos, no me agrada lo que hace, y eso por qué?, qué le he hecho yo?-sonríe sonrojada moviendo lo hombros hacia él, no dejaba de hablar.
-Alex-
-Si señor- -Dile a ese joven de camisa amarilla, que le presento a mi amiga Paola, que lo está esperando en esta mesa, que no tarde más porque le presentaré a la mujer que ha estado esperando-saca de su cartera una tarjeta -Toma mañana paso por ella cárgalo todo a la cuenta , estamos?-
-Paola, me has causado un problema-pausa le toca ligeramente el brazo-verás- aspira mientras voltea hacia el piso luego al horizonte, regresa a la mirada expectante de Paola, la colombiana. -No debí decir lo que te dije, haya sido breve, largo, profundo o ligero, porque mis palabras no son mías sino de ella, todas deberían llevar su nombre como principio y fin, como testimonio de nuestro amor, quizá mis palabras envuelven, motivan, pero no deben tener un fin más que ella, que expectante de me digan me encantan o su típico no entiendo, esperar de ella con mis ojos y con el alma, mientras estamos tomando un clericot, ella sentada arriba de la barra de la cocina dándole golosinas a los perros; en verdad eres bella, deberías de ver cómo detienes el lugar cuando estás, eres encantadora, pero para mis ojos sólo eres una mujer, una amiga, una fan- pausa, se levanta, le dice-ahí viene- el hombre de camisa amarilla llega- Hola, te presento a Paola, seguro tendrán mucho que platicar, cuídala, mi mejor amiga, nos vemos Paola, tienes razón tengo que regresar con ella como sea, por eso te amo amiga- le da un beso-Buenas noches, pásenla bien esta fiesta va por mi-
Esa fue la parte fácil. Porque ella ahorita tendría el corazón en la mano, detenido ó palpitando muy ligeramente; en verdad pareciera que ya no debo escribir nada sino sólo a ella, porque en ella encontré a ese alguien que asume mis palabras como piel de si, como insomnio de amores y de besos, que alguien posea la pertenencia de lo que escribo, como una forma de respirar y de exhalar, no sólo me hace ser su posesión sino su futuro, su presente.
Al llegar no esperaba nada, ni tomar su mano, ni hablar, no estaba ebrio como para dar un discurso transformador o prometedor de aquellos, sino sólo decir de manera silenciosa, aquí estoy, me fui pero regreso, te regreso lo que me llevé de ti en mi, para hacer de nosotros, uno, tu y yo, pero uno, aquí.
Dormías. La ventana entre-abierta, la cortina con la luz de luna reflejada, yendo-viniendo, tus pequitas iluminadas como botones de oro, tus ojos esmeralda cubiertos por tu piel-algodón-miel, me quedé ahí unos minutos susurrando perdón… me acerqué, acomodé las flores del jardín, esas que tanto cuidaba de los perros; te dejé una invitación para desayunar… “Desayuno en tu lugar favorito, prometo serte fiel hasta en mis abecedarios, por favor perdón, te quiero y te extraño, si no llegas que sea comida; si tampoco llegas cena y si no después? ya veremos, tengo mil perdones, no tardes. babye, y ya arreglé todo”
