Hay sombras nuevas, de las cenizas de lo anterior se erige algo nuevo, siempre el Amor triunfa y triunfará; se erigen de las cenizas, tibias, casi apagadas, una que otra brasa, casi castillos, casi cimientos, columnas incipientes de lo que alguna vez fue.
Hubo sombras, que supondrían que de lo incandescente de su Amor, al acabar, dejaría desencanto, odio, temor, reserva, incertidumbre, pero si el Amor pasado estuvo fundado en el Amor, un Amor de Dios, entonces el Amor durará por siempre, y todo lo que ese Amor prometía deberá serlo en el siguiente, y no es ser acomodaticio, sino dejar testimonio que de haberlo sido, entonces deberá transformarse esa tristeza y desencanto, muy pronto, en lo que debe seguir siendo, alegría, sueños, vitalidad, energía, ganas de vivir, porque si el Amor muere, no era Amor, el Amor jamás muere, no es una de sus características, renace como lo mismo, como lo que era, con más experiencia quizá, y siempre mejor.
Hay sombras nuevas no sólo para mi, sino para L. y su novio, me enterneció su amor, su precario, creciente, envolvente, decidido, brillante amor. Siempre hay que plantearse la posibilidad de que a quien Amas se vaya, se fue, y estoy muy tranquilo por ello.
Saber Amarte también fue saber dejarte ir.
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