Sombras en de-construcción.
Amanecía y eras mi primer pensamiento, te formabas lentamente como un raspado de grosella, o un café espumoso que dejaba huella en mis labios, quizá también como un sol resplandeciente formando sombras, dependía del tiempo, del ánimo, pero siempre, temprano, estaba dispuesto a decir, aquí estoy mi sombra favorita. Formé apresuradamente un algo de ti, que parecía deleitable, maravilloso, las sombras que se formaban en tus 100 partículas, como tu belleza, igual de formidables.
Las sombras T. pueden ser engañosas, temporales, porque llegó su voz, personalidad, respuestas reales y los rumores tan ciertos de su majestuosidad se desvanecieron, no porque no lo fuera, sino que para mi, mi primer y último pensamiento jamás fueron para T., sino para ella, mi ella. A su ausencia, T. podría haberlo sido, quizá en un raspado de otro sabor, quizá café o té helado, o lo que fuera, pero al conocerla, los días pasaban, a pesar de que ya podía hablarle, no quería hacerlo, su realidad no me encantaba, y cuando el encanto se acabó, no se llevó nada, porque no fue ni cercano al vacío que ella sí me dejó; de haber seguido, ni en el futuro, ni en el pasado, ni nunca, me habría llenado, porque verás, eres lo que no eres, aún siendo la sombra más reluciente de todas, ataviada de sombras tan frutales, tú, no.
Para ella, A diffferent corner by George Michael.
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